lunes, 23 de julio de 2012

El eterno retorno

Vuelvo de otro viaje familiar, el mismo viaje de la misma vez que siempre trae un ramo de nuevos pensamientos y de sensaciones. 

Cuando estudiaba la otra carrera me decían que había dos formas de entender el tiempo en un pensador muy conocido, ya sea como eterno retorno en círculo o en espiral.  El círculo no permite más que volver una y otra vez a lo mismo, un incesante transcurrir de los mismos momentos y un condenado repetir sin posibilidad de cambio.  Otra forma de entender el tiempo es en espiral; en el fondo no deja de ser un gran círculo extendido hacia arriba, que puede abrirse o cerrarse pero nunca ser igual a la rueda anterior. Y esa es la forma con la que me siento más cómoda con el tiempo...más cercana a la experiencia de la adultez, será? O así entiendo, que si uno no aprende, no perdona, no realiza, no deja ir, todo vuelve con más o menos vigor, con enojo desgastado o con algo parecido a la obsesión donde se mansillan sensaciones o deseos inconclusos.
Viendo a las nuevas integrantes de la familia, veo junto a mi abuela fotos de un pasado de mas treinta años donde están los mismos retratos y las mismas poses, pero esa vez la bebé era yo. Y no es enojo, dolor u obsesión lo que vuelve, es nostalgia, pero cada vez más dulce, menos dramática, más desprendida del dolor y de lo no resuelto. Es reveerse y revisar a la familia, revisar las miradas que había sobre una, revisar las miradas que una inevitablemente deja sobre las personas, distanciarse con la mirada de todo eso, disfrutar no estar bajo el peso de los otros. Alivianarse.