domingo, 28 de julio de 2013

El arte de retener y el arte de dejar ir

El otro día en clase mi profesora comentaba que muchas veces los fotógrafos tienen una tendencia a no editar u otras veces que les cuesta mucho editar sus fotos, seleccionarlas, mostrarlas, darlas al mundo.
Lo relacionaba con Sergio Larraín cuando en la carta a su sobrino le dice que mostrar las fotos es un acto de dar, de entrega al mundo y de agradecimiento porque se nos permitió eso, se nos regaló la posibilidad de ver y hacer una foto.

Y pensaba que entre la foto y la danza se me da la dialéctica de retener-dar. Retengo mucho en mis fotos, retengo mucho en la no edición y en la acumulación, retengo en el proceso y en la ejecución hasta finalizar con algo. Y justo en la danza se me presenta lo contrario: tengo que entregar 100% el cuerpo sino el movimiento no sale o por lo menos, no se intenta que salga. Tengo que dejarme mover y apoyar todas las palmas de las manos para que los hombros y la espalda actuén como palancas de mis isquiones y yo pueda saltar los pies del piso. Tengo que entrar al espacio con decisión y mirando al frente, esperando lo que va a venir y a hacer lo mejor que salga, lo mejor que dé el cuerpo en ese momento.

Me gustaría fotografiar como bailo.







domingo, 21 de julio de 2013

Escenografías - Bahia Blanca 1998

El cielo gris entrega mezquino un rayo de sol justo antes que atardezca.
El viento corta la cara y enrojece la nariz y las manos.
El gris del cemento y del hormigón.
El silencio de las miradas esquivas.
Las palabras que nadie se anima a decir y se esconden, como los loros, en los huecos de las barrancas.

La noche cae y pido un deseo: que el dia no se vaya sin una cancion que pueda bailar.



sábado, 13 de julio de 2013

Horror vacui


Estaba acostumbrada a llenar los vacíos con algo: tareas, inventos de tareas y obligaciones, compromisos, reuniones; también con alguien ya sea por gusto o por el miedo a la nada de la soledad.

Un día despertó y descubrió que nada mejor que la nada misma: la pagina en blanco, el transcurrir de las horas, el dejar ser al tiempo.

Para qué? Para darse cuenta que es mejor ocupar los espacios en blanco con emociones, experiencias y gentes que se deseen genuinamente y lo mejor de todo: reservar un poco del vacío para que si quiere, algún día aparezca lo imprevisto.


sábado, 6 de julio de 2013

ensoñaciones


El mar y una escollera de madera que se le adentra. Hay sol de verano, bien blanco al mediodía, alguien, no se muy bien quién y yo metida en el mar. Libros en la plataforma de madera, alguien que se acerca. Hay que cuidar a los libros del agua y corremos la escollera flotante cerca de la tierra cuidando esos libros que creo que son de fotos mientras continuamos recibiendo sol.

Este sueño que pude recordar luego de dos años de nada más que pesadillas me retrae a dos sueños muy fuertes de mi infancia que me quedaron grabados. Los dos tienen que ver con la luz y el mar.

Uno: estaba en la orilla del mar y llegan un chico y una chica más grandes que yoy me muestran una península que se adentra en el mar. esa península tiene una torre o un faro en la punta y detrás de esa torre es donde ellos me señalan, mostrándome una luz entre naranja y rojiza que me devuelve a la vigilia.

Dos: estoy dentro de una casa blanca, con cortinas blancas, casi sin muebles. Hay miembros de mi familia andando por ahí. De repente se abre una ventana que da al cielo azul, bien azul. Me acerco a la ventana y veo más blanco del cemento fuera, la estructura que rodea a la casa y de allí puedo mirar al mar que está tan azul como el cielo. El mediterráneo, o por lo menos, como yo lo imagino.