sábado, 6 de julio de 2013

ensoñaciones


El mar y una escollera de madera que se le adentra. Hay sol de verano, bien blanco al mediodía, alguien, no se muy bien quién y yo metida en el mar. Libros en la plataforma de madera, alguien que se acerca. Hay que cuidar a los libros del agua y corremos la escollera flotante cerca de la tierra cuidando esos libros que creo que son de fotos mientras continuamos recibiendo sol.

Este sueño que pude recordar luego de dos años de nada más que pesadillas me retrae a dos sueños muy fuertes de mi infancia que me quedaron grabados. Los dos tienen que ver con la luz y el mar.

Uno: estaba en la orilla del mar y llegan un chico y una chica más grandes que yoy me muestran una península que se adentra en el mar. esa península tiene una torre o un faro en la punta y detrás de esa torre es donde ellos me señalan, mostrándome una luz entre naranja y rojiza que me devuelve a la vigilia.

Dos: estoy dentro de una casa blanca, con cortinas blancas, casi sin muebles. Hay miembros de mi familia andando por ahí. De repente se abre una ventana que da al cielo azul, bien azul. Me acerco a la ventana y veo más blanco del cemento fuera, la estructura que rodea a la casa y de allí puedo mirar al mar que está tan azul como el cielo. El mediterráneo, o por lo menos, como yo lo imagino.



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