domingo, 23 de septiembre de 2012

Florecer


De más chica la primavera me producía un entusiasmo desmedido que ahora percibo irreal.  Como si todo fuera posible, como si la extensión de las horas de luz, el verdor de los árboles y el usar ropa más liviana fueran la promesa de que ese verano todo se iba a dar: el amor, proyectos concretados, más y más experiencias, más aventuras, más tachones en el haber de los sueños.

Este viernes llegó la primavera y siento que mi hard core en parte sigue igual aunque (afortunadamente) con menos irrealidad y agradecida de no ser esa adolescente espasmódica.
Ya sé lo que quiero, el tema es el como, como pasarme al lado del deseo cumplido, como dispararme y alcanzarlo para seguir soñando más en la realidad de mis años.

Igual me siguen emocionando las flores: es sensacional la sensación del forecer, de ver crecer, que todo vuelve, que nada pasa en cierta forma.





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